Compañía poco agraciada (Katherine)

Fui de buena mañana tras las clases hasta la biblioteca para buscar libros interesantes y buscar estrategias en el quidditch, y mientras los buscaba encontré varios que me llamaron la atención, cogí unos cuatro libros, algunos tenían bastantes páginas más que otros pero los cogí y me los llevé hasta una mesa cerca de una ventana dejando los libros en forma de torre y pillé el primero buscando formas de conseguir estrategias, algo que me diera ideas, alguna finta o engaño que me diera oportunidades de éxito bastante elevadas.
Pasando cada página tras ojearla durante un largo rato buscando pero nada, quizás a mi equipo se le ocurriría algo mejor que mirar unos simples libros que no enseñarían nada de nada.
Acabé de ojear el primer libro y cogí el segundo que era más fino y lo miré detenidamente, sin saber yo mismo lo que estaba buscando, por lo que decidí imaginarme por mi mismo estrategias en mi mente, técnicas, movimientos, fintas, pero suponía que eso era mejor comprobarlo en persona y en los entrenamientos y partidos, decidí entonces que luego a la hora de entrenar pediría ayuda al equipo para crear nuevas estrategias que ningún otro equipo se pudiera esperar.

Libros y más libros odiaba los examenes, por Merlín que sí.

Caminé desanimada por los pasillos hasta llegar a la biblioteca, abrí las viejas puertas de madera, seguían chirriando como el primer día que llegué y seguirían haciendolo hasta el último día de mi estancia en este colegío.

Caminé despacio buscando algun libro que me fuera utíl en cuanto a pociones, no es que se me dieran del todo mal, ni mucho menos pero, el saber no ocupaba lugar.... ¿Verdad?

Las paginas pasaban solas, como si una mano transparente estuviese realizando aquel acto, mientras que yo, ajena por completo a lo que estaba haciendo, lo consentía.
Mi mesa, daba a un gran ventanal donde los pequeños rayos de sol se filtraban, dando un ambiente más acogedor y cálido. Los murmullos de los alumnos más pequeños resonaban tímidamente en la biblioteca, y yo, en vez de estudiar me puse a mirar por el ventanal. La tranquilidad se notaba, los patios estaban desiertos, o por lo menos desde mi posición no se veía a ningún chiquillo correr o jugar.

Seguía pasando las paginas del libro de pociones, apoye la cabeza en mi mano derecha y resoplé, no encontraba nada útil y lo poco que encontraba no valía la pena, lo conocía de sobra.

Los minutos se convirtieron... en minutos lentos, el tiempo se había detenido, no avanzaba, y eso me desesperaba.

Alcé la cabeza y en unas mesas más para allá estaba un hufflepuf, lo conocía era el prefecto, el perfecto prefecto o mejor dicho, un estúpido como todos los de su casa, en que su lema por excelencia era la amistad. "Estupida casa, y más aún su lema, la amistad es lo más importante... anda y que les den" me dije mentalmente mientras que colocaba el libro en su sitio. Me dí la vuelta y sonreí falsamente mientras que me dirigía al lugar donde se encontraba el mequetrefe. -Vaya, vaya, cada vez se encuentra más anormales por la biblioteca... es cuanto menos... curioso- Cogí uno de los libros que tenía, Quidditch. -¡Qué sorpresa! ¡Buscando estrategias en los libros! Como se nota que eres un Hufflepuf y tienes menos inteligencia que un mosquito achicharrado a las 12 de la mañana en los invernaderos en pleno agosto...¡Y yo que pensaba que eran los Gryffindor!...Aunque bueno de todo hay en este mundo del señor- realicé una pequeña mueca, y me senté en la mesa al lado suyo -Normal que los Huffles no avanceis de ronda, buscando estrategias en los libros que están más vistas que el tebeo... con eso te digo todo, y no te digo nada...- Sonreí divertida.

Me coloqué detrás suya y bajé mis manos por su pecho lentamente, me incliné hacía su oido -Pero si quieres yo te puedo ayudar a buscar estrategias...- Susurré en un tono provocativo y fingiendo, hasta el tipo más idiota del colegio se daría cuenta.
Me incorporé rápidamente, apartando mis manos de aquel lugar, y me senté enfrente suya. Dispuesta a jugar. Dispuesta a ganar en un juego en el que yo era la dueña y señora, en el que yo ganaba y él perdía. Pero aquí no se jugaba con fuego, no era James,cuando jugaba con el merodeador no había vencedor, ni vencido, o eramos los ganadores y te llevabas todo, o eramos los perdedores perdiendo todo.

"Comienza el juego" me dije mentalmente, fingiendo una vez más la sonrisa en mi rostro.

Seguí mirando el segundo libro pero seguía sin encontrar nada hasta que vino una chica de Slytherin, una que conocía lo suficientemente bien por desgracia. Se acercó a mi cogiendo uno de los libros sobre quidditch que había cogido, y el simple hecho de escucharla lo odiaba, nunca entendería como podían haber personas así, si a eso se le pudiera llamar persona.
Intentaba hacer caso omiso a todo lo que hacia y me decía esta insoportable pero comenzaba a afectarme. Luego sentí su presencia detrás y sintiendo sus manos bajando por mi pecho me decía de ayudarme a buscar estrategias y me sonrojé, pero eso era una treta suya, la conocía demasiado bien y no funcionaría, entonces se levantó y se sentó en frente de mi, pero yo me levanté entonces mirándola a los ojos seriamente. -Deja ya esas tonterías, ¿cómo eres así? ¿no te da vergüenza? compórtate como persona civilizada que eres, ah es verdad, no eres civilizada supongo, en cuanto a estrategias mi equipo acabará con el vuestro en el próximo partido, copa , torneo o lo que se celebre, ya lo verás. Dije mientras decidí coger los libros y dejarlos donde los había encontrado, ya me era imposible concentrarme en buscar y crear estrategias por culpa de su presencia, no entendía porque me pasaba eso con ella, la odiaba tanto, ojala le golpeara una bludger en cada partido, pero no tendría tanta suerte, quizás deba aprenderme varios conjuros para estar preparado algún día y retarla a algún duelo, no quería perder contra ella, no podía...

El chico tenía agallas y las tenía muy bien colocadas ¿Pero quien era él para hacerme frente a mí? A la mismisima Katherine M. Parkinson. No pude evitar reírme, ¿Qué los huffles acabarían con nosotros? Menudo chiste. -Que gracioso es el Huffle. ¡Claro que nos ganareís! Cuando las ranas muggles crien pelo, cuando los gatos sean parlantes y ganareís, claro que ganareís, el día del jucio final, claro que eso no va a pasar en la vida...¿O sí?- Achiné los ojos y le mire con una sonrisa burlona en mi rostro.

Aunque mi sonrisa desapareció, fugazmente tal cual apareció con un solo comentario "no eres nada civilizada" -¿Pero quien eres tú para decirme si soy o no soy civilizada... ¡Si nisiquieras me conoces como para saber mi comportamiento! ¡Como vuelvas a decirme que soy una incivilizada desearas no haber nacido! ¡Te lo juro!- Me levanté y le coloqué en la sien la varita, dispuesta a lanzarle un hechizo, dispuesta a matarlo. Pero yo no era de esas personas que mataba a la gente por que sí, yo no me mecía en duelo si no tenía algo que ganar, si era verdad que aquel rubio de Hufflepuf era odioso y me caía mal, pero, ¿Acaso James no hacía lo mismo? Sí, James era un cabrón que siempre me sacaba de mis casillas y lo odiaba con todas mis fuerzas, pero era diferente, porque a James lo amaba.

-Me han contado por ahí que mis chicas Sly se han hecho con la contraseña del baño de los prefectos gracias a los alumnos de tu casa... ¿No sabes que el baño es de uso exclusivo para los prefectos y los capullos de los merodeadores gracias a su dichoso mapa? ¿A cuantos amigos tuyos se la has dado?- Sonreí divertida mientras me volvía a sentar en la silla.
Si es cierto que muchas chicas de mi casa se iban a ese baño a bañar o Dios sabe que, y que en ningún momento le había dado la contraseña, y que según ellas se las sacaban no de muy buenos métodos a los tejones, cosa que me perjudicaba pues les castigaba quitando puntos a mi casa.

Odiaba cuando se burlaba, lo que me agradó cuando le afectó lo que le dije apuntándome en mi cabeza con su varita haciendo que mi comentario tuviera toda la razón, el simple acto que no podía impedir hacer lo que hacía, deseando quitarme de en medio, era lo que me hacía estar seguro de mis palabras.
Luego escuché que decía sobre los magos de mi casa que habían hablado más de la cuenta sobre la contraseña de los baños de los prefectos pero precisamente no la conocían, si era baño de los prefectos, solo nosotros teníamos derecho a ella y no hablamos más de la cuenta, pero ella siendo prefecta tendría que saberlo ya. -Perdona pero los de mi casa no tienen ni idea, por lo que será mejor que busques otro tema de conversación, ah y eso demuestra que los de mi casa son más respetables que los de la tuya, escuchando a escondidas, metiéndose en la vida de los demás, haciendo a los otros lo que no quieren que te hagan a ti, hipócritas no gracias. Dije sonriendo levemente y con amabilidad y me levanté buscando otros tipos de libros que por como era ya tenía planeado marcharme esperando que no me siguiera y que se quedara a tocar las pelotas a otro.

Alexander me estaba poniendo de los nervios, y emparte tenía razón, su casa era mucho mejor que la mia, pero no por eso tenía el derecho a meterse con la mía.

-¡Eh eh eh! Cuidadito con lo que dices Sagara con los miembros de mi casa, no todos son unos capullos integrales como yo... solo algunos, ademas... ahora somos compañeros de la Orden, pero eso no quiere decir que seamos amigos, tu y yo jamás lo seremos, podremos ser otras cosas pero nada de amigos.- Aún estoy maldiciendome por apostarme semejante tontería, yo una persona que vale que me cayeran mal los mortifagos, pero que pasaba de apuntarme a la Orden del fenix o a los mortifagos, eso sí mi madre fliparía conmigo al enterarse que me he cambiado de bando, y que siempre he odiado a los mortifagos. -Dale las gracias a James por su culpa y nuestra estúpida apuesta he ingresado de lo contrario él habría perdido algo muy válioso para él... lástima que no haya ocurrido de esa forma- Le mire sonriendo de medio lado cuando se levanto dandome la espalda. -Ahora que somos compañeros de Orden podemos enfrentarmos a duelo, pero tengo que reconocerlo, no soy tan buena como James, él es potencialmente letal, uno de los mejores duelistas que tenemos en Hogwarts... Aunque estoy convencida de que tú tambien eres bueno...¿Que dices practicamos?- Siempre era buen momento para practicar un duelo, y esperaba que no acabase como el último que realice.

Me levanté y caminé hacia la puerta no era plan de enfrentarnos en la biblioteca y menos con la vieja de Prince mirandonos todo el rato y mandandonos al despacho de la directora. -¿Vienes o no?- Pregunté sin mirar la vista atrás, esperando a que me siguiera.

Caminé por los pasillos hasta llegar a la vieja aula de duelos, aquella siempre olía tan peculiar, a madera, y a humedo, me encantaba ese olor, pero me gustaba más de noche, las estrellas se filtraban por el ventanal y el ojo de buey dando un ambiente agradable y cálido y a veces mágico como todo el castillo.


Off: Siento el retraso, tenía problemas usser ^^ Espero que el post esté a la altura...